domingo, 30 de diciembre de 2012

Dirigentes políticos en la nueva geografía digital

Una preocupación presente y que comienza a estar extendida es la relativa a la capacidad de los dirigentes políticos para detectar el presente histórico. Algunos artículos aparecidos recientemente así lo muestran, además de muchos actos y decisiones que parecen embarrancadas en querer repetir el pasado —eso se puede ejemplificar con la fracasada convocatoria a las urnas en Catalonia donde se quiere llevar a su gente hacia el pasado.
Eso de querer repetir el pasado no es una cosa nueva. La idea de hacer un referéndum en Cataluña en el 2014, acompañando la rememoración de una batalla cruel vivida en el mes de setiembre de 1714 en Barcelona, para conseguir una independencia que permitiría la recuperación de l’Age d’Or, no es nueva. Es simplemente la repetición de uno de los mitos políticos que en su momento estudió Raoul Girardet en su libro Mitos y mitologías políticas, no traducido por estos lares.
La ignorancia sobre el presente histórico y atisbar el mundo a través de la simple perspectiva mental del siglo XX, puede conllevar grandes desastres. Y recientemente dos importantes analistas lo han subrayado.
Por un lado Zbigniew Brzezinski, autor reciente de Strategic Vision, en una entrevista en La Vanguardia del 25-26 de diciembre de 2012, apunta su temor de que Estados Unidos se desmorone como en su momento le ocurrió al imperio romano… y aún no existe un Bizancio presto para substituirlo con la antorcha universal. 
Hay varias similitudes alarmantes entre la Unión Soviética en los años inmediatamente anteriores a su caída y la América de principios del siglo XXI’. Y añade que ‘Puesto que Europa y América son la clave de Occidente, la crisis de uno de ambos afecta la posición, la capacidad de atracción y la legitimidad histórica de Occidente. Y Occidente es una combinación de valores y creencias, así como de intereses políticos.'
En un momento de la entrevista, es preguntado sobre el caso de los intentos secesionistas que se están postulando en algunos países europeos. Brzezinski, con moderación, no duda en añadir: ‘España es un país europeo importante, y su debilitamiento debilita Europa. Ha contribuido a un malestar que podría resurgir de una manera curiosamente dialéctica e irónica, como reacción a la gran idea de una Europa más amplia. En vez de una Europa más amplia y unida, es posible que poco a poco obtengamos una multiplicidad de pequeños y medianos estados impotentes. No es una perspectiva demasiado atractiva.’
Con pocas fechas de diferencia, Javier Solanaen un artículo, a propósito del documento Global Trends 2030, y menos pesimista que Brzezinski, no duda en afirmar lo siguiente: Most important, according to the authors, if current trends continue, Asia could soon surpass North America and Europe in global power. It will have a higher GDP, larger population, higher military spending, and more technological investment. In this geopolitical context, Europe and the US need each other more than ever, making greater transatlantic cooperation crucial.
Los dirigentes políticos son los responsables de orientar a la población. No sólo de indicarles las nuevas leyes y los nuevos impuestos, sino sobretodo de plantearles cuáles son las nuevas vías por las que inexorablemente habrá que avanzar. Y estas nuevas vías o son las de las nuevas tendencias tecnológicas (que no es tener una simple web o estar en las redes sociales sino orientarse –en conocimiento, estudio, esfuerzo y atención- hacia la robótica, las smart cities, la Internet of the things, la nanotecnología, etc.) o un regreso a la alta edad media, en especial la de la época oscura.
Lo que pretenden hacer oír ambos teóricos es que hay que alargar la vista. Huir de quedar encantado ante paisajes idílicos (de un añorado pasado agrario).
 
Y enfrentarse a una realidad que está en la ventana mágica de nuestro dispositivo digital, como puede ser Singapur…
O Curitiba en Brasil...
 La nueva geografía que comporta el mundo digital debería prohibir quedar mentalmente aislado en las cuatro colinas que rodean la patria chica. 
¿Hacia donde conducir al pueblo? Aún no es tarde para superar el dilema: ¿Súbditos (de un Estado paternalista) o ciudadanos responsables de derechos y obligaciones en este momento de grandes cambios tecnológicos en los que hay que participar?