El mundo digital es, de hecho, un auténtico terremoto sin fin. Su misma lógica, que deriva de la capacidad de reflexión e inventiva humana, conlleva que lo que hoy es novedad, está condenado a ser sepultado por impensables artilugios y dispositivos que aparecerán dentro de unos años, sino es dentro de unos meses.
Este terremoto se está viviendo, y en muchos casos padeciendo, en el mundo editorial. Los comentarios presentes en los corrillos digitales —fundamentalmente en el Twitter, donde la temperatura resulta más vivaz y por ello más auténtica—, denotan la existencia de este cambio que puede ser, no abismal, pero sí profundo. El mundo del libro digital —con sus dispositivos que van surgiendo e innovando constantemente y con sus ebooks, los textos digitalizados, que van sembrando las entrañas lectoras de los más avezados en este mundillo, mientras los antiguos editores aún apoltronados en sus sillones de finales de siglo XX, continúan discutiendo sobre galgos y podencos— está ardiendo y muchos no se atreven a mirar subiendo la persiana para no oír las campanas de John Donne.
A continuación un breve mapa conceptual de las múltiples conexiones que alrededor del nuevo tipo de libro están dándose. Hay más, pero lo dejamos para otra ocasión.
La imagen completa, aquí.
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