Decadencia de Europa, crisis de civilización, extinción de la inventiva, pérdida de coraje, crisis demográfica; en suma, final de civilización… Coincidiendo con las palabras de John Gray El sueño europeo ha terminado, o en términos de Daniel Cohen l’Europe a mal fini sa propre “occidentalisation”, me temo que, definitivamente, somos pasado. Es ya hora de que empecemos a ver que los turistas visitantes de allende el continente, lo hacen como los románticos visitaron la Roma de finales del siglo XVIII. Muchos turistas actuales vienen en busca del eco cultural de otra época, de una época desaparecida, de la cual sólo perduran las sombras.
¿Que puede ofrecer Europa antes de languidecer por completo? ¡Su cultura pasada! Sus grandes hombres —no los gladiadores del futbol, únicos ídolos que ilusionan a los cada vez menos críos que existen—. Sus grandes hombres de la gran cultura europea, aquellos que llevaron la civilización hasta cotas inimaginables. Sus grandes hombres del pasado, sus obras y sus huellas por las calles por las que transitaron. Esa puede ser nuestra moneda de cambio que permita retrasar, económicamente hablando, la decrepitud continental.
El objetivo ha de ser claro: rentabilizar este pasado promoviendo la veneración de las obras y espacios de los creadores de la cultura europea. Ello provocará —debería de provocar; he ahí el verdadero objetivo y reto— el deseo de la población de este mundo global de visitar Europa antes de su colapso final y olvido. Europa se muere, pero aún quedan posibilidades para enlentecer este imperativo desenlace.
¿Como promover un gran turismo cultural y de veneración hacia Europa? Con los libros. Los libros —verdaderos desencadenantes de pasiones—, pueden ser los germinadores de este deseo de culto. Pero hablamos de libros del siglo XXI, digitales y con contenido multimedia. Veamos un ejemplo de cómo podría ser. Tomemos, como paradigma, el libro de David Hewson, La Sombra de Lucifer, que en cierto punto se hace eco del declive de la República de Venecia (¡otro mundo perdido!).
En esta obra, con diestra mano, en un excelente marco de intriga, se mezclan arte, música, personajes históricos y épocas, y el libro arrebataría espíritus si ofreciera al lector no sólo lectura, sino también arte, música, historia y paisajes urbanos (en este caso las islas venecianas, como Torcello), todo bien conjugado.
Si libros como el citado y en versión digital, en ebook, viniesen acompañados, irremisiblemente, de imágenes de las pinturas que se relatan, de música de Vivaldi, quien aparece en la novela cuando los protagonistas se encuentran en la Chiesa de la Pietà, de imágenes del joven Rousseau que se encuentra de viaje en Venecia, y de tantos y tantos elementos ilustrativos que adornan el imaginario del lector, su lectura provocaría un desasosiego tal que sólo podría calmar un viaje redentor al mundo veneciano que le ha arrebatado el alma.
Europa es una Venecia a gran escala. Su valor sólo se halla en las obras de aquellos insignes hombres que dieron color a muchos siglos. Hoy su destino es la decadencia que será más o menos lejana según se sepa aprovechar, ante la improductividad del presente, la sombra de un glorioso pasado que deberá de promover sacudiendo, con libros multimedia, las almas de extranjeros que quieran absorber la pátina de la belleza.
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