miércoles, 18 de diciembre de 2013

Los Big Data en un horizonte cercano

Un mundo donde la información es poder
Se ha escrito que cada época tiene su eje de desarrollo y al mismo tiempo en la propia época nace lo que hará estallar el globo económico en que se había recluido, volviendo a reiniciarse el crecimiento ahora desde otra vertiente. A inicios del siglo XX —para no retrotraernos al siglo XIX con la aparición de las locomotoras y el hundimiento de toda la artesanía y servicios que giraban alrededor de caballos, carruajes, caminos y carreteras de barro— la aparición de los automóviles supuso la irrupción de nuevas empresas. Poco después de la posguerra europea, la economía de consumo acarreó un nuevo empuje económico. La borrachera económica y una visión infantil de las finanzas —alargar más el brazo que la manga, que decimos en catalán—, fue lo que ha ido firmando las actas de defunción de una época. A finales del siglo pasado, con la aparición de los ordenadores personales y las tecnologías asociadas a Internet se dio nueva savia económica. Ahora la herramienta asesina del presente tiene también carácter tecnológico. Y esta herramienta —la de los big data— es la que provocará otro cambio, dejando atrás la visión ingenua que tenemos del presente. 
Las 'grandes datos' y la capacitación científica de datos que pueden llegar a tener las empresas, será lo que procurará un gran cambio y en especial en los primeros países que se sitúen en este nuevo umbral que se vislumbra en un horizonte no muy lejano.
Las grandes empresas, casi de manera sigilosa, están trabajando para acercarse a los mejores científicos de datos —los intelectuales en este campo son los data scientist— ya que saben que en un inmediato futuro la ciencia de datos será capital.
Los datos son riqueza para quien que sepa extraer el mineral de este magma. Los data scientist son los ingenieros que pueden sumergirse dentro de este pozo de riqueza para poder ir extrayendo los filones que se vayan necesitando según requiera el mercado de los data. Porque los datos aportarán mucha información —riqueza— para diversos tipos de empresa —por no decir cualquier empresa que exista en la próxima década.
Este volumen de datos se obtiene indirectamente en el curso normal de interrelación de cualquier visitante o consumidor que acceda a cualquier ámbito digital (y a cualquier ámbito del mundo físico —en un mundo que estará plenamente detectado con chips RFID y dispositivos sensores procedentes de lo que se etiqueta como Internet of things). Esto los proveedores y distribuidores de productos lo tienen muy a mano —desde el supermercado semanal que frecuentamos y que, si es sagaz, sabe lo que vamos comprando según la época del año y puede prever qué compraremos la próxima semana, hasta los webs de e-commerce, que saben con todo detalle de qué web provenimos, cuántos minutos hemos estado en una página determinada de su web, qué productos hemos examinado, y cuantas veces al mes la hemos visitado. Toda esta información se obtiene a la hora de vender o presentar sus productos online. Los futuros coches smart, sabrán cómo conducimos, los kilómetros y velocidades alcanzadas, así como las rutinas de nuestra conducción. Las compañías de seguros de vehículos ya están preparando un abanico de propuestas adecuándolas a cada tipo de conductor. Eso es el big data y esa una de sus múltiples aplicaciones.
Las empresas de estudios indican que para el año 2015 habrá una demanda mundial de puestos de trabajo relacionados con los grandes datos que llegará a superar la cifra de 4 millones de personas. Y se teme que haya escasez, entre 140.000 y 190.000, de científicos de datos (data scientist), además de gerentes que sepan llevar adelante este tipo de empresas que apenas están surgiendo. No será extraño pues que la Universidad de Berkeley haya puesto en marcha un programa de maestría online dedicado a la ciencia de datos y que ofrece a los ejecutivos de las empresas para que puedan seguirlo desde su lugar de trabajo. IBM por su parte, se ha asociado con un millar de universidades de todo el mundo para ayudar a superar el déficit actual en habilidades sobre ciencia de datos.
¿Pero datos? ¿Qué datos? Las empresas —pequeñas o grandes— están acostumbradas a utilizar la información que tienen, relativa a las ventas o servicios, de un período determinado: un trimestre, por ejemplo. Y a partir de ello pueden generar proyecciones de mercado. ¿Qué habrá que hacer? ¿Qué debemos mejorar? ¿Hacia dónde tenemos que orientarnos? ¿Qué productos habrá ofrecer? Son algunos de los interrogantes que se plantean casi constantemente. Ahora, sin embargo, se habla de que hay que centrarse en los datos como un recurso en sí mismo. Y luego, según necesidades empresariales, ofrecer aquella línea de información que una compañía precise. Y esto es muy nuevo.
No es ningún descubrimiento decir que en la economía digital la información es poder. Y los datos tienen su parte en ello. Y esta información que queda almacenada en las dispares navegaciones por el mundo digital, por las calles de las webs, en los likes de las redes sociales, en los tweets… Toda huella que dejamos mientras circulamos por el mundo virtual, ya lo hagamos con el smartphone, el ordenador o la smart TV. (Y pronto con la nevera inteligente dotada de sensores que se comunicarán con el supermercado indicando qué cosas se irán pronto a recoger...). Datos, datos y datos. Es decir, indicadores de tendencias, gustos, aspiraciones; casi la respiración de los visitantes y consumidores que están online. 
A partir de millones de datos —recurso que es peligroso ignorar— se puede empezar a buscar patrones, algunos de los cuales pueden llegar a ser tan valiosos que pueden servir para impulsar hacia adelante el propio negocio.
Por otra parte, existen las bases de datos públicas a las que se puede acceder de forma gratuita, como Data.gov. Así es fácil para una industria puntera acceder a estos datos, trabajarlos y buscar correlaciones con las tendencias económicas más amplias. Y a partir de ello hacer predicciones más precisas que pueden servir para tomar decisiones menos arriesgadas.
El reto está, principalmente, en los gerentes de las grandes empresas —aunque no impide que las medianas o pequeñas también tengan las mismas posibilidades de entrar en esta nueva competición. Estos deberán de adaptarse a una nueva forma de pensar, olvidándose de la rutina y las convenciones. Hasta ahora el enfoque tradicional era seguir paso a paso, y hacer una planificación a medio plazo. Ahora habrá que ser mucho más ágil, ya que se tendrán datos en tiempo real y habrá que buscar patrones rápidamente para prever y actuar sensatamente. Los datos están ahí, lo que hay que hacer es trabajar cuidadosamente.
A este respecto, se empieza a ver una brecha cada vez mayor entre las empresas que pueden moverse en el mundo de los big data y las que no. Si uno quiere competir en el futuro —un futuro muy cercano— es hora de lanzarse al mundo de los datos y comenzar ya mismo.

viernes, 13 de diciembre de 2013

El mundo de las relaciones personales en la sociedad digital

Tentados a repetirnos, volvemos a la idea que el mundo es un gran mercado. El intercambio es el rey. Y en este mercado se ofrecen productos y servicios. Las grandes empresas dedicadas a los productos, desde hace tiempo han saltado al mundo digital. Y las cifras empiezan a crecer. Las empresas de servicios quizás no estén tan avanzadas como las anteriores; aunque haberlas haylas. 
Un tipo de empresa de servicios online que está aumentando desde hace algunos años y en especial desde los mas próximos —sobretodo con la popularidad de la red que se ha extendido a todas las edades; no sólo entre los nativos digitales—, es la orientada a las relaciones personales. Este es un tipo de empresa de servicios que está encaminada al intercambio de sentimientos, pasiones y emociones. Son empresas dedicadas al online dating (búsqueda de pareja y amistad) o al matchmaking (búsqueda de pareja por compatibilidad o afinidad psicológica). Meetic puede ser un buen ejemplo de ello. Nació el año 2001 y cotiza en bolsa desde 2005.
Algunas de las más recientes, como Flechados del Grupo El Mundo, han aparecido en Internet hace escasos meses. Y ello es indicativo de la importancia de este sector.
Según datos del INE de otoño de 2009, en España hay cerca de 10 millones de solteros mayores de 20 años. Y esta es una cifra que se acerca, si no supera, el 24% de la población. Según este instituto, el 38% de estas personas pertenece a la clase media y el 57% son hombres y el 43% mujeres. Un estudio de The Strenght of Internet Ties del año 2006, elaborado por la Universidad de Toronto, ya se subrayaba que “la Red fomenta las relaciones sociales y potencia la integración de las personas en la vida cotidiana, al mismo tiempo que refuerza los lazos sociales”.
En 2011 los sitios de encuentros en Internet aumentaron un 8 % con respecto a 2010. Y la facturación en el primer año de esta década ascendió a 38,5 millones de euros. En España hay más de 18 portales de citas que han superado los 100.000 usuarios.
De hecho, no nos ha de extrañar todo esto. Internet es todo un mundo. Y lo decimos en el sentido de que en este espacio virtual hay de todo. Toda clase de gente. Toda clase de intereses. Y hay un tipo de usuarios que utilizan este nuevo espacio para ampliar su horizonte vital. Para salir, ir más allá de las cuatro paredes en que se encuentra encasillada su vida y dar escape a un ansia que la cercanía no le permite colmar. Estas personas utilizan la red para hacer nuevas amistades, encontrar almas gemelas y, tal vez, iniciar nuevas sendas acompañadas.
Para poder observar un poco a fondo esta realidad —de gran interés sociológico—, uno se ha lanzado hacia estos espacios virtuales que no dejan de tener su peso en el mundo digital. Son numerosas las webs que ofrecen espacio para establecer un primer contacto entre gente que no necesariamente es de la misma población, zona o país.
Después de inscribirnos en algunas de las webs de búsquedas y encuentros, y de haberse uno presentado, indicando las características propias y las inquietudes de todo tipo, empiezan a aparecer algunos mensajes en el buzón de correo. El sistema empieza de inmediato a mandar noticias sobre las primeras personas que se han interesado por nuestro perfil.
Y en estas misivas aparecen ya algunas caras que pueden ser un primer paso para que la senda empiece a ser recorrida... ¿Debería ver su perfil ahora?
Nuestra incursión de observador nos impide llegar más a fondo en algunos aspectos. No queremos jugar con los sentimientos de nadie. Ni tampoco entrar en unos niveles que conllevan un coste, en este caso, innecesario.
Pero sí queremos profundizar en algunos aspectos que pueden ser de interés. Para entrar en este mundo uno está obligado a hacer una descripción de si mismo.
En algunas webs de relación personal, la panoplia de interrogantes a rellenar es amplia y detallada. ¡Ayudará a encontrar compatibilidades!
Ello permitirá que el sistema automáticamente aparee por afinidad a las personas. Y de ahí que sea más fácil entablar relación con personas compatibles, de un perfil similar. 
A algunas personas esto les puede parecer lento y tal vez engorroso. Hay, en este sentido otras vías innovadoras, como 7citas7, que propone encuentros rápidos cara a cara. Es el Speed Dating.
Todo eso no es más que una muestra de la soledad presente y de la necesidad de huir de ella.
Y las herramientas digitales ayudan a ello.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Los comercios en esta etapa de la era digital

Economía de la atención, tiendas y marca

El mundo en esta segunda década del siglo XXI se ha convertido en un inmenso espacio comercial. Tras el impacto de las TIC, se ha transformado en un gran mercado. Todo el mundo está intentando vender. De hecho una pregunta que debería hacerse cada uno de nosotros es la siguiente: ¿Tu qué vendes? Y reflexionar si hay mercado para ello. Pero eso, es un apunte para otro día.
Tiendas, comercios, servicios y propuestas de trabajo, y las mismas webs o blogs, están orientadas a atraer visitantes que, posteriormente, esperan convertir en clientes de productos o servicios (lectores de textos, en los blogs), o en todo caso en prosumers, en divulgadores de marcas, servicios o productos.
Incluso aquellos sectores que antaño habían permanecido alejados de las técnicas de marketing —de sus técnicas de atracción—se han visto empujados a adoptar estos métodos para no perder parte de la atención que hasta hace muy poco retenían con facilidad. Nos referimos —aclaremos este punto— a las iglesias de algunas capitales, las cuales, para atraer de nuevo a "sus fieles" han trufado sus ritos clásicos de unos addenda realmente atractivos. Permítasenos el ejemplo de la iglesia de Saint-Roch en pleno París. Esta parroquia, además de una web clásica, dispone de correo electrónico y no duda en remitir newsletters anunciando sus servicios más emblemáticos, acompañados las más de las veces por conciertos de música, cantos corales o virtuosismos a base de órgano.
¿Atención? Sí, esta es la palabra mágica que corona lo que se llama economía de la atención, y es lo que está en estos momentos empujando al mundo tecnológico, y al mundo comercial que en él se sostiene.
En esta segunda década, por otro lado, se están perfilando diversas formas de tiendas comerciales. Perduran por un lado las tiendas de origen medieval, con aquellas mesas desmontables que adornaban las plazas una vez por semana.
También subsisten los comercios que dignificaron el siglo XX hasta que, con las TIC, aparecieron las tiendas online a partir, fundamentalmente, del presente milenio. Sin embargo, a este abanico ya conocido, están surgiendo nuevas muestras para anunciar productos comerciales o hacer branding
Es un hecho que en las horas de asueto —y en especial durante los fines de semana—, algunas calles se convierten en zonas de paseo. Por aquí la población dirige sus pasos y por aquí es dónde desde hace décadas se han situado los comercios más prestigiosos (con cuotas de alquiler por metro cuadrado también de envergadura). Lo que originalmente fue una zona de paseo, porque la estética de la calle reconfortaba al paseante, se convirtió en zona de compras, hacia donde la población dirige sus pasos para satisfacer su afán curioso y, tal vez, colmar su anhelo de compra. "Compro, luego existo", que diría un Descartes del marketing.
Y es en estas mismas céntricas calles donde están surgiendo tiendas que hace unos años eran impensables. Mercedes-Benz, Toyota, Renault o Citroën —en los Champs Elissées parisinos— nuevo ejemplo francés, tienen unas sorprendentes tiendas de puertas abiertas que llaman la atención y hacen entrar al curioso, incluso sin ansia, posibilidades o necesidad de comprar un vehículo. De hecho, los vehículos expuestos —fotografiados con profusión por los visitantes que incluso pueden probar sus asientos o examinar los maleteros— no están en venta. Lo que sí lo está es una panoplia de objetos y símbolos de la marca que servirán para difundir de una manera muy económica, su logotipo y nombre.
Por ejemplo, una gorra de Mercedes-Benz a 15 euros convertirá a nuestro comprador, sin que lo sepa, en un difusor de la marca.
Respecto a las actuales tiendas online, los pure players, se suele suponer que carecen de espacio físico. Cierto y falso. Cierto por lo que se refiere al espacio físico de trato con el comprador. El aparador del e-commerce son las centenares o miles páginas en código html donde se muestran sus productos. Falso, en cuanto que sí que existe un espacio físico que es el puesto de control y trabajo del equipo humano que está detrás de lo virtual. Por ejemplo, he ahí el de Miscota y Biuky.
¿Morirán las tiendas físicas? Muchas lo han hecho. Hay muchas persianas bajadas y espacios que llevan meses con un letrero reclamando también atención. Esa pregunta es recurrente en los coloquios sobre comercio electrónico. Morirán, pensamos, aquellos comercios que, no siendo tiendas de proximidad (la panadería, el colmado o la tienda de la fruta, etc.), no introduzca innovaciones que sirvan para atraer visitantes hacia su recinto. 
Innovar, crear expectación —¡espectáculo!— es un elemento fundamental para que los paseantes se paren, observen y entren a curiosear. Si no hay nada atractivo —y nuestro paseante del siglo XXI lleva muchas horas de vuelo por lo que a espectáculo se refiere— difícilmente se verá atraído hacia el interior comercial. Ahí hablamos de masas, ciudadanos que, paseando, abandonen la calle, rambla o alameda, y accedan al "recinto" para mirar sus productos y, tal vez, comerciar. Hay que añadir valor que se dice a los productos y servicios habituales. 
He ahí un buen ejemplo de Cross-selling– Venta cruzada; esto es, venta de complementos de ropa, además de peluquería. Las tiendas y los comercios han dejado de ser unos modelos estancos y se comienza a apreciar algunas rupturas innovadoras. Un último ejemplo observado de eso ha sido una cafetería que se ha renovado incluyendo una zona de juego infantil en su seno. 
¿Todas las tiendas pasarán a ser digitales? A este interrogante —ahora mismo— podemos responder con un no. Al revés, se está dando el caso de trayectos inversos. Tiendas que nacieron en el mundo virtual están, ahora mismo, empezando a desembarcar en el mundo real. 
¿Cuáles serán los próximos pasos? Son tan vertiginosos los cambios que profetizar en este terreno es, de lejos, ser muy atrevido. Y en esto no lo somos.

viernes, 25 de octubre de 2013

Cambio de era laboral

Luces del alba digital o la oferta de jobs en Francia.
Un buen indicativo del cambio de era en la que nos encontramos lo podemos hallar en las ofertas laborales del país vecino, Francia. Y no es que sea un país de grandes y altisonantes empresas informáticas y de telecomunicaciones (aunque nos puedan sonar Alcatel-Lucent, Capgemini o STMicroelectronics), pero sí que parece que sus empresas han despertado. Se dan cuenta de lo que los tiempos plantean sobre exigencias digitales, y quieren ponerse al día. 
Las cifras que siguen nos indicarán su empeño. También por las cifras, detectaremos sus carencias y sus vértigos. Otros países, que hoy no vamos a mencionar puesto que ya lo hicimos hablando de nuestra universidad, aun duermen mecidos en un sueño analógico, esto es, mentalidad siglo veinte; no muy alejada de 1990. 
La cifra más alta que ha estimulado nuestra búsqueda se la lleva el número de ingenieros informáticos que se demandan hoy en el país galo: 10.354.
Justo una cifra casi idéntica —¡ironía al canto!— a la de periodistas en paro en nuestro país, y tal vez también de habla francesa. Porque de journalistes, hoy por hoy, sólo precisan 148, en un país de más de 65 millones de habitantes.
Demos paso a más cifras que pueden plantearnos ideas y sugerencias profesionales:
Technicien informatique, ayer 4339. Ahora mismo 4351.
Responsable informatique, ayer 9450. Ahora mismo 9702.
La gente orientada a las letras puras deberá de reciclarse y no sirve sólo dominar idiomas extranjeros. En Francia, hoy por hoy, la demanda es escasa. ¿Que tal si nos pasamos a marketing? Aquí las cifras apabullan y deberían de iluminar a muchas mentes. Veamos:
Traducteur, ayer 78 vacantes. Ahora mismo 79.
Responsable marketing, ayer 6598. Ahora mismo 6684.
Los geólogos están de capa caída si los comparamos con cocineros, pasteleros o ayudantes de cocina (second cuisinier).
Pero, ¿cuántas ofertas hay para geólogos?
Son estas cifras muy recientes, de ayer mismo, que hoy como vemos ya han cambiado. Pero que marcan tendencia. Indican el camino por donde se está circulando. Otros -¡ay!- están perdidos en un bosque, donde aún no ha amanecido y se empecinan en no querer ver las primeras luces del alba digital, que aparecen en lontananza. Se niegan a ver el cambio de era.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Una universidad alejada de la realidad del mundo digital

Si nos atenemos a los datos obtenidos en una laboriosa búsqueda de empleo en Indeed e Infojobs, se puede decir que una buena parte de los actuales estudios universitarios son una vía directa hacia el fracaso profesional, además de una pérdida de tiempo y de frustración añadida. 
Los datos no pueden ser más claros. Hay una serie de ofertas universitarias que no dan la talla respecto a la oferta de trabajo y las cifras son apabullantes. Lo más grave es que no existen estudios profundos sobre ello —o de existir no se difunden con la intensidad necesaria— y que sirvan para dar carpetazo a unas históricas facultades que en la actualidad sólo son un camino directo a una imposibilidad profesional y una derrota vital. 



Ofrecer en la actualidad, por ejemplo, estudios de periodismo sin que existan numerus clausus o sin decir que no hay ninguna garantía de encontrar trabajo con este título universitario, equivale a un robo a mano armada. Ya que se engaña a los estudiantes de este país y de estos tiempos, por no avisar que hoy por hoy —y este hoy tiene una larga cola— con estos estudios sólo muy pocos profesionales obtendrán un trabajo orientado en lo que han estudiado durante varios años. 
Pero las universidades, por miopía o por su cariz cercana a las élites extractivas, no tienen ningún reparo en vender sus productos culturales, ya sean carreras como Arqueología, Historia, Sociología o Bellas Artes —especialidades verdaderamente hermosas, pero que casi no tienen mercado
¿Qué dice la universidad de Barcelona a propósito de las salidas que podrá tener un licenciado en Historia? ¡Veámoslo!


Pero la realidad es dura y cruda; fuera de las ofertas (muy pocas) en la enseñanza, nuestros licenciados en Historia deberán de buscarse la vida en otros quehaceres más allá de la investigación y la enseñanza, y muy posiblemente en cosas que no se necesitaban cuatro años de estudio...
A día de hoy, las ofertas para una serie de licenciaturas universitarias, en las ciudades más pobladas de España, son las siguientes:
Ofertas de trabajo según licenciaturas
Las primera cifras son las oferta a día de hoy presentes en Indeed; las segundas las que nos muestra Infojobs.

¿Conocen nuestros bachilleres, los futuros estudiantes universitarios, algunas de las salidas profesionales con más demanda? ¿Existen —permítasenos esta pregunta retórica, cuya respuesta negativa conocemos — en los centros escolares orientadores preparados para encarrilar a nuestros potenciales profesionales hacia aquello que tiene mercado, que nuestro país necesitará y que ellos se verán recompensados, no sólo económicamente sino también de manera profesional y vital?

El hecho es que el mundo ha cambiado enormemente y que hay profesiones que están a punto de extinguirse. Y los cambios que se avecinan —muchos y profundos; entre los cuales está la automatización de tareas y la digitalización de muchos trabajos— harán que sea necesaria una nueva orientación profesional, un mayor esfuerzo intelectual y estar ojo avizor sobre las tendencias laborales que están apareciendo. Y no dudemos de ello, como antaño, pero ahora con mayor velocidad, seguirán desapareciendo del mapa de la historia oficios, que hasta ahora se consideraban eternos.
PS. Lejos de aquí, donde aún se escribe el futuro, no dejan nada al azar (ni en manos de gente sólo interesada en conservar un empleo universitario), ya han desarrollado una aplicación dirigida a los más jóvenes.
Mediante la aplicación JA Build Your Future, los más jóvenes pueden explorar más de 100 carreras profesionales, ver qué estudios se requieren y conocer los ingresos potenciales que ellas pueden reportar, así como los costes de este aprendizaje. Es bueno que desde muy temprano se conozcan algunos elementos del propio futuro. Quizá ello impida que se prolongue en demasía la tentación infantil de no asumir responsabilidades.

jueves, 10 de octubre de 2013

Posicionamiento y la Internet festiva

Hoy, con motivo de una conferencia en la sede de la UOC en Tortosa, aparece una entrevista mía en catalán que es una buena síntesis de las respuestas, que traducidas, presento a continuación.
¿Por qué es importante el posicionamiento en la red?
El posicionamiento en Internet está relacionado con ser visible o permanecer invisible a los posibles clientes de nuestro negocio online. Hay tiendas (¡y también hoteles!) que solamente han colgado su web y ya creen que con eso es suficiente para que se acerquen los clientes. En Internet hay herramientas que nos muestran claramente la existencia de errores como esos; es decir, negocios online invisibles
La tarea del posicionamiento —que es el trabajo del SEO— consiste en procurar que una web —la mayoría de sus páginas web— aparezca en los primeros resultados de búsqueda, en un buscador. Así, hay muchas posibilidades que sea conocida esta web, que tenga visitas i que de estas, algunas o muchas se conviertan en clientes.
Hacerte visible es importante, pero también lo es la reputación. ¿Es así?
La visibilidad es un tema relevante para las tiendas y servicios online. La reputación es un concepto que alcanza no sólo a los negocios (¡se ha de cuidar la marca!), sino que también puede afectar a cualquier ciudadano que tenga una presencia en el mundo virtual. 
Así como a un negocio online le interesa tener buena fama —obtener y mantener un gran prestigio—, también a cualquier persona que se mueve por Internet —que está en el Facebook o en el Twitter— ha de cuidar mucho lo que dice y cuelga online, ya que está dejando marcas biográficas que con posterioridad, en algunos casos, pueden tener efectos no deseados.
¿Hemos de dejar de lado los algoritmos y dedicarnos principalmente a querer más nuestro producto?

Cuando hablamos de algoritmos estamos dentro del sistema de funcionamiento de los buscadores a la hora de poner en orden los millones de páginas web que existen y que nos muestran cuando hacemos una búsqueda, por ejemplo en el Google. Si examinamos nuestra conducta habitual, en estos casos, nunca llegamos a examinar los resultados de la página 5 del buscador. Y muchas veces, ni de la tercera ni de la segunda. Hacemos clic simplemente en los primeros resultados que nos ofrece la primera página.
Así que, si tenemos un negocio online, nos interesa aparecer pronto en la primera página. Y con un buen SEO, hay empresas que después de 4 meses de existencia online, ya aparecen en la página cuarta de un listado de miles de páginas; con un poco más de tiempo, en la segunda y finalmente en la primera.

Eso no ha de impedir querer nuestro producto. Si hacemos un buen producto, bien elaborado, es muy probable que nos guste mucho que la gente se interese por él. Ahora bien, este artículo ha de tener en cuenta una serie de factores básicos: innovación, utilidad, necesidad, economía y deseo. Si en este producto concurren muchos de estos factores, seguro que tiene carrera y será reclamado por nuestros futuros clientes.

¿Cree que falta comunicación entre departamentos en las empresas? ¿Más implicación en los procesos de cualidad significa mejoras en marketing?

Es fundamental que en las grandes empresas con diversos departamentos, cada uno de los cuales está orientado a desarrollar tareas específicas, existan puntos comunes de encuentro y, sobretodo, en diversos momentos de la creación de un proyecto o de su modificación. Entonces este proyecto podrá ser receptor de los interesantes matices de las diversas perspectivas procedentes de los diferentes departamentos.

Ahora bien, también hay que evitar que uno de los departamentos —¡algunas veces puede ser el de marketing!— se exceda y se genere un producto que no tenga salida en el mercado. En el mundo de la tecnología digital hay muchos ejemplos de este tipo de fracaso. ¿Windows 8 podría servir de ejemplo?

Hay gente que últimamente comenta que está saturada de la información que le llega por las redes y por Internet en general. ¿Qué le diría?

Internet es una mina llena de información; de información de todo tipo; de diversa cualidad y categoría.

En Internet, de igual forma que en el mundo físico, es puede aprovechar el tiempo (y la información) o perderlo. De la misma manera como en la vida cotidiana diferenciamos entre días laborables y días festivos, habría que saber distinguir también dos usos de Internet: la Internet profesional (con la tarea de acaparar información para mejorar cultural y profesionalmente) y la Internet festiva (donde compartir fotografías, inquietudes, anécdotas, con las amistades; de la misma forma que en la terraza de un bar del mundo real hacían nuestro abuelos y padres y que, algunas veces, aún se hace...). 
¿Cómo nos cambiará como personas este paradigma tecnológico? ¿Hacia dónde evolucionaremos?
Hay un libro de Thomas Friedman, The World Is Flat (El mundo es plano), que recomiendo leer, en el cual se indica que en la actualidad nos encontramos en un cambio tan revolucionario como lo fue el descubrimiento de América por parte de Colón. En aquel caso, como ahora, cambió completamente la perspectiva que tenía la gente sobre el mundo.

Internet y la revolución de las TIC, si se examina a fondo, está cambiando —querámoslo o no— nuestro mundo. Ahora bien, estamos solamente en la prehistoria de este cambio tecnológico. El próximo paso será la robótica que tendremos por casa y que responderá a nuestras órdenes verbales.

Con Internet y las redes sociales, las distancias han desaparecido y el tiempo casi siempre es presente. Tu puedes ayudar, con un tweet, a gente que está a miles de kilómetros de distancia, pasándole una información relevante. El mundo cada vez es más plano. Están desapareciendo las fronteras entre la gente. El cosmopolitismo clásico —sentirse ciudadano del mundo— parece estar cada vez más a la vista.

¿Internet nos ha abierto los ojos al mundo o nos ha encerrado en una habitación alienados por una pantalla?

Internet es una herramienta y como en toda herramienta, se puede hacer un buen o un mal uso. Y es preciso hacer un buen uso de ella por aquello de la supervivencia profesional.

Por otro lado, hay que interpretar Internet como un signo; un signo de un gran cambio de época. El mundo digital —la digitalización de los negocios, la automatización, etc., —que comporta la existencia de la informática y de los cada vez más potentes procesadores, provocará a corte plazo la desaparición de muchas profesiones, de igual forma como la revolución industrial en el siglo XIX y XX hizo desaparecer el sistema de trabajo artesano.

Ahora esta revolución digital que se está iniciando hará desaparecer muchos puestos de trabajo —los de más bajo requisito intelectual— y, por contra, exigirá gente mucho mejor preparada para llevar a término tareas asociadas y derivadas de esta digitalización de empresas y servicios.

Quien utilice solamente Internet como Internet festiva, o que no sepa darse cuenta de lo que ahora se precisa, quedará al margen y su situación no será muy ventajosa, por decirlo de una manera suave.

Hay que estar al tanto del momento histórico en que nos encontramos y dejar de mantener creencias y suposiciones que podían ser aptas en las últimas décadas del siglo XX, pero que ahora no lo son.

En la gran lucha competitiva por el posicionamiento en el futuro tech, hay mucha gente y mucha mejor preparada que los de aquí. Si la gente no se pone las pilas, este país pasará a ser un país momificado —es decir, un país que ha entrado en un lento declive.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Las SpaceGlasses - Nuevos pasos en invención, técnica e industria

El investigador es un apasionado de su trabajo. Acepta el reto de desvelar incógnitas de la realidad material o social. Es incansable y de ahí los avances en descubrimientos. Si la industria avanza, lo hace mediante las rupturas que inventos y descubrimientos ocasionan. Son saltos en el vacío —eso es lo auténticamente nuevo. Los avances científicos —como los propuestos por Newton, introductor de las leyes de la mecánica clásica, Ampère, inventor del primer telégrafo eléctrico, o Coulomb, con sus indagaciones sobre magnetismo y electricidad— son los que empujan hacia delante la historia. Como tantos otros, como los que intentaron controlar la fuerza del vapor que tuvo sus inicios en Herón de Alejandría en el siglo I dC, con su curiosa máquina eolípila, o con una intención más práctica el navarro Jerónimo de Ayanz y Beaumont (1553-1613) quien, además de patentar la primera máquina de vapor en 1606, la aplicó en la mejora del trabajo en las minas. Como tantos inventores, hoy el olvidado Ayanz no goza ni del sutil recuerdo en el nombre de una calle. 
No ocurre lo mismo con Joseph Marie Jacquard inventor del telar mecánico en 1801. 
Esta diferencia debe ser resto del eco unamuniano del "¡Que inventen ellos!"
Y si la invención, la técnica y la industria nos ha llevado hasta aquí, se puede ya anunciar que se están iniciando nuevos pasos con la llamada wearable tech, vestuario tecnológico o tecnología portátil. En este marco empieza a destacar lo que está haciendo la empresa Meta fundada en los Estados Unidos en diciembre de 2012. Allí, un grupo de doctores en informática están terminando de diseñar Meta 1, o como actualmente se conoce este dispositivo: las spaceglasses. Una combinación de gafas de realidad aumentada que integra la potencia de un ordenador portátil y las posibilidades de un smartphone.  
Sus inventores llegan a afirmar que con “esta nueva tecnología se puede mostrar la información del mundo real y los objectos quedan al control de los dedos, que pasan a ser el teclado y ratón del futuro”. Con el nuevo dispositivo, los usuarios podrán interactuar mediante sus manos con las imágenes proyectadas por las gafas. 
El vídeo es suficientemente ilustrativo sobre lo que se nos viene encima. Sus aplicaciones potenciales quedan, por ahora, limitadas a unos ejemplos. Pero la capacidad humana de adaptar los instrumentos nos invita a no poner límites al futuro.  Y este progreso está a punto de irrumpir cuando aún estamos en el período de asimilación de tablets y smartphones.

jueves, 27 de junio de 2013

Educación decimonónica versus estudiantes activos en la época digital

¿Por qué esforzarse por inventar la sopa de ajo si hace tiempo que ya existe? ¿Por qué no atreverse a implementar los tipos de enseñanza que se han comprobado que dan buenos resultados, en lugar de querer redescubrir el número Pi de la enseñanza? ¿Cómo es que en el campo de los dispositivos tecnológicos —pongamos uno antiguo, como la lavadora o el televisor— lo que se hizo en su momento no fue intentar empezar de cero, sino 'copiar' llanamente (comprando licencias, en todo caso) lo que se estaba comprobando que había que introducir en nuestras vidas, y en cambio en algunos terrenos como en la enseñanza se quiere descubrir una especie de elixir maravilloso? ¡Qué déficit de conocimiento muestran, desde hace tiempo, nuestros gobernantes! ¡Qué antiguos parecen, queriendo remozar unos sistemas —en especial en el del campo de la educación— que se ha comprobado que van, en grandes líneas, de fracaso en fracaso!
Una primera reflexión que es necesario apuntar es que, actualmente, estamos ante un dilema extraordinariamente importante. Qué queremos que haya en nuestras aulas, ¿estudiantes pasivos o estudiantes activos
 
A nuestros alumnos, hasta el presente, se les ha acostumbrado a ser pasivos. Les tenemos pasivos en las aulas y muchos se aburren soberanamente. Y ello es debido a que las clases continúan basándose en la clase magistral (o, para ser falsamente modernos, en el vídeo o la web magistral). Y la acción de estos alumnos, en todo caso se supedita a tomar apuntes (tanto da si se hacen sobre libreta, en el PC o en el tablet). A este alumno pasivo se le enseña de manera primordial a desarrollar habilidades como las de escuchar y mirar
Estamos ante unos alumnos a los que no se les orienta a que ellos mismos hagan el tema (cosa que en muchas asignaturas, y con la biblioteca universal que es Internet, es realmente factible). Cierto es que hay alumnos que de motu proprio amplían materia —es decir, tienden a ser autodidactas. Y este es el perfil que se debería de perseguir. Los alumnos deberían de ser encaminados al hacer, aparte de mirar y escuchar. 
Hay que fomentar la existencia de alumnos activos y prepararlos para el mundo que les vendrá encima. Un mundo en que existirá un constante cambio de coordenadas profesionales —¡la revolución científico-técnica sólo está en sus inicios!—, y que exigirá una persistente necesidad de ponerse al día. Y ello demandará altas dosis de autodidactismo, y hay que empezar urgentemente a enseñar técnicas para este cometido. Y eso también se apunta fuera de nuestras fronteras.
Los estudiantes en el último año de la ESO o en el primero del bachillerato deberían de ser encauzados a hacer sus propias búsquedas a propósito de temas o subtemas indicados por el profesor. De estas búsquedas, deberían de surgir trabajos de carácter individual y también en forma grupal. Estas tareas, por descontado, deberían de pasar ciertos filtros —que no necesariamente deberían de estar en manos del profesor, sino de los mismos grupos de alumnos. (¡Nuestros estudiantes han de aprender a volar solos! ¡No siempre tendrán un maestro a su lado!)—. Nuestros alumnos deberían saber cómo descubrir los principales expertos mundiales y nacionales en tal o cual temática. Cómo poder acceder a sus últimos trabajos editados digitalmente. Cómo saber traducirlos, en caso de no dominar un idioma concreto… 
Descubiertas estos primeros espadas o figuras, estos estudiantes podrían adiestrarse en presentar, de forma resumida, cómo están las investigaciones o las tesis en un determinado campo de trabajo… Y presentarlo digitalmente. Hay blogs y espacios web gratuitos que esperan a nuestros alumnos. Y eso —¡atención ahí!—, eso sería realmente revolucionario. Veamos la razón de ello.
Hasta casi ahora mismo lo que ha existido, en general, es un diálogo ‘privado’ entre el alumno y el profesor: los exámenes o trabajos han sido vistos solamente por estas dos personas. Si levantamos la vista en este respecto, nos daremos cuenta de que nuestro alumno tampoco ha conocido la tarea hecha por sus compañeros (ni sus exámenes ni sus trabajos). En resumen, no ha podido recibir, en un sentido amplio, el estímulo (el intelectual y también el formal del esfuerzo) de las actividades de sus compañeros. Eso siempre ha sido hasta ahora una especie de ‘secreto’ entre dos personas que le impedía saber el porqué le había reportado aquella nota más alta, pongamos por caso, que la recibida por uno mismo.
Ahora, en cambio, si en esta etapa del inicio del bachiller centramos la tarea estudiantil en el hacer cosas y hacerlas en el escritorio digital que es Internet (blogs, webs, infografías, documentos en PDF, page flip, etc.), nuestro estudiante, aparte de recibir el impulso de sus compañeros inmediatos (el grupo de 4 o 5 compañeros) podrá obtener ideas y feedbacks indirectos, viendo lo que van haciendo otros compañeros de aula. Y por aquello del espíritu de imitación y a la vez de reto positivo —¡Oh, se hace así! ¡Yo también puedo hacerlo! ¡No era tan difícil como mi imaginación me mostraba!— se pondrá con más empuje a hacer cosas. I ello de la misma manera en que cuando se juega, delante de público y en un deporte colectivo, las miradas de los espectadores, por un lado, y el esfuerzo de los compañeros, por otra, hace que se busquen fuerzas desde los más profundo de uno mismo a fin de obtener buenos resultados.
Nuestros nativos digitales, en terminología de Marc Prensky, están con los pies en pleno siglo XXI pero sus profesores, con brillantes excepciones, están atados a técnicas decimonónicas y son propensos, cuando se les cita el diablo de las TIC, a caer en lo que se denomina resistencia al cambio. Pero, sin negar lo anterior, hay otro error de percepción. Es muy probable que tropecemos con profesores que apenas son ‘inmigrantes digitales’. Ello no ha de preocuparnos. Los profesores no tendrán que enseñar nada de nada por lo que se refiere a tecnología digital (hacer blogs, webs, etc.). Serán los propios alumnos, en todo caso, los que se ayudarán en esto. Son más que listos en las nuevas tecnologías (¿o acaso deberíamos de creer que son sus padres los que instalan y configuran las aplicaciones de sus teléfonos móviles?).
En resumen, estos nuevos estudiantes aprenderán a hacer búsquedas sobre temas indicados por su profesor. Sabrán descubrir sitios serios y autores o investigadores relevantes. Ellos deberán de desplegar técnicas que les permitan filtrar el material obtenido. Hechos estos pasos y contrastados los resultados con otros miembros del grupo, emprenderán la tarea de publicar en diversos ámbitos digitales. Ámbitos que estarán a la vista de todo el mundo —¡lejos del ‘secretismo’ decimonónico!— y no sólo del profesor y él. Eso será un estímulo y un reto (ahí se juega su prestigio y por ello se verá obligado a vigilar lo que hace y cómo lo hace —¡ya que estará a la vista de todo el mundo!).
Y además estará dando los primeros pasos en la construcción de su identidad en el mundo digital.

Más ejemplos: Course with Web-based, plus hands-on experimentation wins Science Magazine prize. Un resumen en castellano, aquí.
Y esperando que no se quiera entender mal... Social Networks Shape Monkey 'Culture' Too.
Una reforma que es casi revolucionaria: Radical Reform: Dutch iPad Schools Seek to Transform Education.

sábado, 22 de junio de 2013

Preparando un futuro digital o cómo enseñar programación a niños y jóvenes

La curiosidad y las ansias acostumbran a estar presentes en muchos chicos y chicas al cruzar la primera década de su vida —y en muchos casos antes. Eso lo reviví hace escasos meses cuando un chico de once años recién cumplidos, sentado delante del ordenador, me contestaba que estaba buscando información sobre cómo hacer páginas Web. 
Otros cerebritos encontré, hace unos días, en una fiesta de final de curso de un taller-laboratorio orientado a prácticas de física y química, para críos menores de 16 años. Una chica (de 12 años) y un chico (de 13) explicaban ante la audiencia que estaba delante de su pequeña mesa, qué era y cómo funcionaba la encriptación de mensajes. De nuevo me sorprendí gratamente (y me atreví a sondear su edad —deseaba impactarme aún más).
Un excelente taller de prácticas físico-químicas donde, un par de veces a la semana, chicos y chicas oteaban sobre la ciencia, de una manera tan excelente, y tan alejada de la fría ciencia teórica de la clase magistral, era algo ejemplar y a imitar. Pero, una parte de mi cerebro se inclinó por el deseo de ampliar el espectro. ¿Por qué no? Porqué no insinuar que sería un buen complemento añadir al taller un inicio a la  programación —una de las vías profesionales que inexorablemente tendrá futuro y que la economía de cualquier país recibirá positivamente. ¿Por qué no indicar a los jóvenes profesores del taller algunas referencias sobre la programación orientada a críos?
Mi inmersión en este tema me corroboró lo que, en cierto modo, inicialmente sólo intuía. Existen muchas alternativas para ayudar a los más jóvenes a entrar en el mundo de la programación. Desde los lenguajes más sintácticos, a los sistemas que utilizan unas interfaces amigables. Por otro lado, casi descubrí mediterráneos… 
 
El primer programa con el que me tropecé fue con el Python del cual hay un manual especial para críos: swfk-es.
Y la impresión que me llevé fue más que positiva. Véase la imagen anterior y léase lo subrayado. El libro-tutorial de casi 180 páginas en PDF, traducido por JM González, se puede encontrar en esta área de googlecode.
Ojeando el libro, sin embargo, me asaltaron ciertas dudas. 
¿Podría un chiquillo de 11 años (o algunos con menos u otros con más) transitar por estos pagos en solitario? ¿Sería bueno hacer el camino con otros críos? Siempre es bueno ante caminos desérticos y áridos hacer tránsitos convenientemente acompañado. 
Me quedaba aún tiempo para decidirme y aconsejar. Así que continué con la búsqueda y me tropecé con Scratch.
De inmediato accedí y empecé a jugar
Ya no había ninguna duda. Estaba en un mundo digital maravilloso que podía encandilar a cualquier crío. (Como siempre, ¡el MIT nos daba de nuevo agradables lecciones!).  
En mi camino de búsquedas, me crucé con otros programas. Por ejemplo KidsRuby, que se presenta como la plataforma donde los niños aprenden a programar
También con Simple.
Un poco más avanzado me pareció Alice.
Asimismo encontré interesante trabajar con una tortuga en TurtleAcademy.
Pero mis pretensiones no se vieron colmadas, por ahora, hasta arribar a Play-i, que aunque aún no está en funcionamiento, preconiza unas expectativas más que interesantes (y habrá que estar al tanto…). 
 
De hecho, la propuesta no puede ser más espectacular...
Que se preparen los críos entre cinco y ocho años (y siguientes) porque podrán aprender a programar robots usando su dispositivo móvil...
Con este bagaje ya me podía atrever a mandar la información recopilada a los jóvenes profesores del taller. Ahora sólo dependerá de ellos llevarlo a la práctica. ¡Todo un reto, pero con un espléndido futuro!