Un país: Corea del Sur. Una tecnología: la tecnología asociada a los códigos QR. De hecho nada nuevo. Lo que es nuevo es la inteligencia de coger cuatro bagatelas tecnológicas de las que se viene hablando hace más de un año y colocarlas en manos de los usuarios que, sin dudarlo ni un segundo, se han puesto al día para aprovechar las buenas ideas. En suma, reflexionemos: tecnología e inteligencia para implementarla en aquello que puede interesar al usuario de la segunda década del siglo XXI dotado de un smartphone -es decir, millones! Eso es lo que se ha hecho. Pero, reflexionemos más. Lo que es realmente nuevo es lo siguiente: Si el usuario no va a la web, ¡acerquemos la web al usuario!
Una empresa, Tesco, al objeto de impulsar las ventas online, ha cubierto los muros de estaciones del metro de Corea del Sur con fotos de las estanterías de sus tiendas. Cada elemento que aparece en la estantería lleva el correspondiente código QR que es leído y reconocido por los teléfonos móviles y los viajeros, mientras esperan la llegada del servicio público, aprovechan la ocasión para informarse de los productos y hacer alguna que otra compra online. Como es habitual en este tipo de comercio -eCommerce-, dentro de pocos días llegarán a casa los productos comprados mientras se estaba aguardando que transcurrieran las cinco minutos con que siempre nos premia el transporte público.
Según informa la propia compañía, las ventas en línea crecieron en esta campaña un 130% y los clientes nuevos registrados aumentaron un 76%. No tenemos confirmación de estas cifras, pero el sentido común nos hace suponer que los ciudadanos coreanos supieron aprovechar el regalo de tiempo que les ofrecía el sistema.
No dudamos de los tecnólogos, que hay muchos y con excelentes ideas; tal vez tendamos a dudar de los emprendedores a los que les cuesta situarse en la dinámica de su propio siglo.
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