Un joven editor barcelonés me escribe apesadumbrado por lo que acaba de descubrir. El caso es que uno de sus agentes literarios le ha ofrecido la opción de un autor importante y después de buscar sobre el mismo en Internet ha visto que algunas de las obras de este autor están ya online, en el mundo de la piratería digital. "El futuro —me apunta— está seriamente amenazado".
Este post —como carta abierta al susodicho editor— es para dar mi punto de vista sobre el futuro de la edición. Sí que hay futuro en la edición, pero nunca será como antes. Nunca se volverá a los sistemas que perduran desde hace más de un siglo. La cadena casi clásica de autor - editor - impresor - librero -lector/comprador parece que es difícil de mantener sin serios cambios en el mundo digital en que —sólo inicialmente— nos encontramos. Y creer que, a pesar de tener nuestra Blackberry (y los servicios que nos proporciona) o nuestro GPS (mediante el cual sorteamos el laberinto de una ciudad desconocida) o nuestro PC (con que contemplamos un campeonato de tenis a través de una webcam sita en Sidney), que a pesar de eso, se pueda pensar que este tipo de cambios no repercutirán en nuestro mundo industrial es no querer abrir los ojos. Ahí me viene a la memoria, aunque el contexto es muy muy distino, la obra de Max Aub Morir por cerrar los ojos. Esto es lo que puede ocurrir (y en algunas librerías de Barcelona ya ocurre) si no se está a tiempo de subir al tren que, casi de manera imperativa, nos lleva al futuro.
La piratería de libros digitales hace ya más de una década que existe. Y difícilmente desaparecerá por arte de magia o por penalización. Lo que más puede ocurrir es que se sumerja en profundidades de acceso sólo para los iniciados; pero desaparecer, nos tememos que no. De la misma manera que tampoco ha desaparecido la piratería del software de grandes empresas como Adobe, Autodesk o Microsoft, por poner pocos ejemplos. Y no por ello estas empresas están en trámites de defunción.
Ante lo nuevo hay que pensar de nuevo. Ahí está el quid de la cuestión. Hay que, momentaneamente, dejar de lado los viejos clichés y automatismos que cual plantillas se usaban para sacar al mercado un producto literario. Ahora hay que pensar en digital, teniendo presente las virtudes y vicios que existen en el mundo de las TIC. ¿Que cómo se puede traducir estas generalidades al mundo editor? Apuntemos algunas ideas que, creemos, sólo son atrevidas por su novedad.
El precio de los libros es uno de los puntos clave de la existencia de la piratería literaria. Muchos de los libros que aparecen en el mercado son caros. Y la gente se divide entre los que no los compran (porque no leen), los que los compran (y compran pocos porque son caros) y los que los piratean (que son pocos).
Repitamos ésto último. Hay pocos pirateos digitales de libros. Sí que hay, pero, por ahora, pocos en proporción. Son pocos los que "conocen las técnicas para bajar e introducir en su tablet o móvil" el ebook correspondiente. Son muchos más los que —ante un bestseller— compran el libro en papel. Hay una cifra que se desconoce pero que intuimos que sí que existe. Los piratas literarios —los que se bajan los libros digitalizados— son amantes de los libros, son forofos de la lectura y..., regalan libros de papel (que han leído en digital) a familiares y amigos en fiestas señaladas. Son —como se ha dicho más de una vez—potenciales propagandistas de los buenos libros (aunque ello no les exima de una conducta mejorable). Sin embargo, retomemos el hilo: el precio de los libros exige cambios, en caso contrario lo que ahora es limitado (la piratería literaria) irá in crescendo. Y añadamos que, con Internet, el mercado se ha ampliado incomparablemente y así las cifras...
Ante este futuro digital, ¿qué hacer? La respuesta es el libro digital mixto. El libro digital creativo del siglo XXI. Inventemos un nuevo libro y dejemos, en parte, de repetir el modelo de libro de siglos anteriores. El libro digital creativo debería de ser multimedia (y será, quiérase o no, multimedia). Hace un tiempo se habló mucho de ello (cuando se mencionaban los enhanced ebooks), pero la cosa está aletargada. Ahora con los nuevos estándares del formato ePub tal vez podrá arrancar.
Este libro —con contenidos de texto, imágenes, animaciones, clips de vídeo, música, etc.,— exigirá que el autor se convierta en un creador más multidimensional. Un autor que dé pistas a creativos que le acompañarán en la generación de unos libros vistosos y digitales que, en parte, estarán en el eReader o tablet y, en parte, estarán en la nube (in the cloud).
Se podrá combatir la piratería introduciendo en el libro distintos contenidos que no se puedan "escanear" ni "rejuntar" con facilidad. Además, parte del contenido del libro estará en las nubes (en una nube situada en la casa editora) con un acceso controlado vía dirección MAC, IP, DNI, etc., con lo que se sabrá en todo momento si hay algún advenedizo infiltrado en la obra editada.
¿Que son disparatadas estas ideas? Un contraejemplo puede ser la mejor defensa de las mismas. Estos días están apareciendo noticias de los grandes negocios que se están haciendo en un mundo —el del mercado discográfico— que hace meses estaba empecinado en rendirse y morir llorando por sus autoprofetizadas catástrofes.
Editor estimado, editor made in siglo XX, al parecer sólo hay dos opciones. Ponerse al día o aceptar que los vientos y tormentas digitales barran tu estela. Para ablandar tu resistencia al cambio da un vistazo al grupo de LinkeIn de los autores del más candente presente. Están hablando del futuro, de su futuro y en este futuro, que es digital, aún estás a tiempo de formar parte.
jueves, 19 de enero de 2012
Carta a un editor sobre el futuro del libro digital
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