Recibo un correo de una de las más inteligentes empresas de edición de libritos digitales (gratis; con anuncios inteligentes e incluso provechosos en cada n páginas). Me refiero a bookboon que es una empresa editora que tiene muchos, muchos libritos interesantes para prender de ellos e incluso disfrutar con ellos (por ejemplo las guías de viaje). Sin pensarlo ni un instante accedo a la web para bajarme algunos de los PDF que me pueden ayudar a ponerme al día en inteligencia emocional, etc.
De inmediato estas neuronas que no controlas y que te transportan a los momentos más intensos de la vida, se desatan y te plantean: 'Estos libritos le irían bien a Alicia'. '¡Es verdad!, me respondo. Y de inmediato preparo el mail para mi interlocutora que, por aquello del placer de usar un seudónimo equívoco, utiliza uno de varón.
El caso es que le comento la información sobre los libritos, pero además lo hago en un diálogo dirigido a un 'varón' (recordemos que es una dama la receptora del futuro mail). Y como lo trato de 'bonic' en lugar de 'bonica' (bonito / bonita) y le mando un besazo (un 'petonàs'), me río del sr. Google que difícilmente podrá entender que mis 'supuestos amores' diverjan yendo de mujeres a hombres. El sr. Google 'anirà de corcoll', apunto. (El sr. Google irá de cabeza).
Cuando estoy a punto de mandar mi mensaje del Gmail, la divinidad, que todo lo ve, me avisa...
¡Ha leído mi mensaje! y ha entendido (erróneamente) que le adjuntaba algo y me avisa: 'En el mensaje has escrito "adjunto"... ¿Quieres adjuntar algún archivo?'
Ahora sí que creo en el dios digital, el que todo lo ve y por eso (casi) lo sabe todo.
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