A partir de una aparente inocentada… (April Fool's joke) de Google (Gmail motion), y de otros detalles digitales, nos atrevemos a vaticinar los nuevos pasos de la tecnología en esta segunda década del siglo. Nos encaminamos hacia los muros digitales.
Hay un principio de economía así como un principio de creación que mueven el mundo (y lo han movido en otras épocas). Qué fueron sino las grandes obras arquitectónicas de Grecia y Roma, por no hablar de las respectivas de los egipcios o de los conductos acuíferos de la Creta minoica. Economía y creación, espíritu emprendedor, en suma, están hirviendo en algunas calderas de la sociedad mas avanzada, como es la digital.
La dialéctica de la industria digital (con sus gigantes como Google, Apple, Microsoft y otros que quieren emularlos) genera un inagotable surtidor de nuevas iniciativas (ahora los tablets en pleno fulgor, los dispositivos con capacidad 3D, el 3D printing del que se hablara mucho más en un futuro cercano, etc.), que actúan como espoletas de negocio. Pero a la vez, y eso lo queremos subrayar, son creaciones de los Leonardos de nuestra época. Sin los creadores —sin las personas que se rigen o son regidos por el espíritu de creación—, nada habría cambiado ni nada cambiaría en nuestro inmediato futuro. Y ese espíritu de creación también es imparable.
Y unos sorprendentes cambios se intuyen y nos van a dejar tan pasmados como ocurrió hace más de una década cuando mediante chat, hablábamos con personas situadas en las antípodas y les mandábamos mensajes que podían leer de inmediato. Este hecho, que hoy nos resulta tan común, en su momento fue revolucionario.
¿Pero de qué cambios hablamos? ¿Acaso con la Internet móvil no concluye la revolución digital? Ahí está el error; en la baja perspectiva de los que no estamos insuflados por el principio de creación. Los artilugios que tenemos entre manos (PC, tablets, smartphones, etc.,) no son más que componentes de la edad de piedra digital. La siguiente etapa, la de los muros digitales esta llamando a nuestra puerta. Aunque, confesémoslo, es verdad que de ello solo hay indicios, algunos de los cuales han aparecido estos días. Veamos algunos ejemplos más.
¿Qué solidez hay en las anteriores palabras, sobre si todo eso se llevará a cabo? Resumámoslo: La industria ha de seguir su dinámica comercial; los PC son maquinas casi obsoletas, además de paralizantes —estar quieto; es decir, sentado horas y horas ante una de estas maquinas inventada hace ya 30 años es en cierta medida esclavizante. Por otro lado, las diversas ventanas informativas a las que debemos de atender quedan muy maltrechas por causa de las ridículas pulgadas de las pantallas de nuestros monitores (por no mencionar las de los tablets o smartphones). En definitiva, los muros digitales (sin duda con dotes inteligentes para reconocernos y entender nuestras palabras) estarán a nuestro alcance en la próxima década, aunque no nos extrañará si llegan mucho antes.
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